LAS FUNCIONES SOCIALES DE LA ESCUELA: DE LA
REPRODUCCIÓN A LA RECONSTRUCCIÓN CRÍTICA DEL CONOCIMIENTO Y LA EXPERIENCIA.
1.1.
Educación y socialización.
Desde
que la configuración social de la especie se convierte en un factor decisivo
de la hominización y en especial de la humanización del hombre, la educación,
en un sentido amplio, cumple una ineludible función de socialización.
A
este proceso de adquisición por parte de las nuevas generaciones de las
conquistas sociales, a este proceso de socialización, suele denominarse
genéricamente como proceso de educación.
En
estas sociedades la preparación de las nuevas generaciones para su
participación en el mundo del trabajo y en la vida pública requiere la
intervención de instancias específicas como la escuela, cuya peculiar función
es atender y canalizar el proceso de socialización.
Concebida
la escuela como institución específicamente configurada para desarrollar el
proceso de socialización de las nuevas generaciones, su función aparece
netamente conservadora: garantizar la reproducción social y cultural como
requisito para la supervivencia misma de la sociedad.
Por
otra parte, la escuela no es la única instancia social que cumple con esta
función reproductora; la familia, los grupos sociales, los medios de
comunicación son instancias primarias de convivencia e intercambio que
ejercen de modo directo el influjo reproductor de la comunidad social.
La
escuela, por sus contenidos, por sus formas y por sus sistemas de
organización va induciendo paulatina pero progresivamente en las alumnas y
los alumnos las ideas, conocimientos, representaciones, disposiciones y modos
de conducta que requiere la sociedad adulta.
1.2.
Carácter plural y complejo del proceso de
socialización en la escuela.
Parece
claro para todos los autores y corrientes de la sociología de la educación
que el objetivo básico y prioritario de la socialización de los alumnos/as en
la escuela es prepararlos para su incorporación futura en el mundo del
trabajo.
En
cualquier caso, cabe ya indicar que la preparación
para el mundo del trabajo requiere el desarrollo en las nuevas generaciones no
sólo, ni principalmente de conocimientos, ideas, destrezas y capacidades
formales, sino la formación de disposiciones, actitudes, intereses y pautas
de comportamiento que se adecuen a las posibilidades y exigencias de los
puestos de trabajo que se adecuen a las posibilidades y exigencias de los
puestos de trabajo y de su forma de organización en colectivos o
instituciones, empresas, administraciones, negocios, servicios…
La segunda función del
proceso de socialización en la escuela es la formación del ciudadano/a para
su intervención en la vida pública.
La
escuela ha de preparar a las personas para incorporarse a la vida adulta y
pública, de modo que pueda mantenerse la dinámica y el equilibrio en las
instituciones y normas de convivencia que componen el tejido social de la
comunidad humana.
En
la esfera política, efectivamente, todas las personas tienen en principio los
mismos derechos; en la esfera económica, sin embargo, lo que prima no son los
derechos de la persona sino los de la propiedad.
La
escuela pues, en este sentido de socialización, transmite y consolida, de
forma explícita a veces y latente las más, una ideología cuyos valores son el
individualismo, la competitividad y la insolidaridad, la igualdad formal de
oportunidades y la desigualdad “natural” de resultados en función de
capacidades y esfuerzos individuales.
Se
asume la idea de que la escuela es igual para todos, y de que por tanto cada
uno llega a donde le permiten sus capacidades y su trabajo personal.
Se
impone la ideología aparentemente contradictoria del individualismo y el
conformismo social.
1.3.
Los mecanismos de socialización en la
escuela.
Desde
una perspectiva idealista, habitualmente hegemónica en el análisis pedagógico
de la enseñanza, la escuela y sus funciones sociales, el proceso de
socialización de las jóvenes generaciones, se ha descrito generalmente como
un proceso de inculcación y adoctrinamiento ideológico.
Los
alumnos/as, asimilando los contenidos explícitos del curriculum e
interiorizando los mensajes de los procesos de comunicación que se activan en
el aula, van configurando un cuerpo de ideas y representaciones subjetivas,
conforme a las exigencias del statu quo, la aceptación del orden real como
inevitable, natural y conveniente.
La
atención exclusiva a la transmisión de contenidos y al intercambio de ideas
ha supuesto un sesgo en la concepción y en el trabajo pedagógico inducido por
la primacía de la filosofía idealista y de la psicología cognitiva como bases
prioritarias de la teoría y de la práctica pedagógica.
1.4.
Contradicciones en el proceso de
socialización en la escuela.
En
primer lugar, la vida del aula como la de cualquier grupo o institución
social puede describirse como un escenario vivo de interacciones donde se
intercambian explícita o tácitamente ideas, valores e intereses diferentes y a
menudo enfrentados.
Por
tanto, ´puede afirmarse que en la escuela, como en cualquier institución
social surcada de contradicciones e intereses enfrentados, existen espacios
de relativa autonomía que pueden utilizarse para desequilibrar la evidente
tendencia a la reproducción conservadora del statu quo.
En
segundo lugar, el proceso de socialización en la escuela, como preparación
para el mundo del trabajo, encuentra en la actualidad fisuras que son
importante, que se refieren a las características plurales y en ocasiones
contradictorias entre los diferentes ámbitos del mercado de trabajo.
En
tercer lugar, la correspondencia de la socialización escolar con las
exigencias del mundo del trabajo dificultan la compatibilidad con las
demandas de otras esferas de la vida social como la vida política, la esfera
del consumo y la esfera de las relaciones de convivencia familiar en las
sociedades formalmente democráticas.
1.5.
Socialización y humanización: la función
educativa de la escuela.
El
conocimiento en los diferentes ámbitos del saber es una poderosa herramienta
para analizar y comprender las características, determinantes y consecuencias
del complejo proceso de socialización reproductora.
La
función educativa de la escuela en la sociedad postindustrial contemporánea
debe concretarse en dos ejes complementarios de intervención:
*Organizar el
desarrollo radical de la función compensatoria de las desigualdades de
origen, mediante la atención y el respeto a la diversidad.
*Provocar y facilitar
la reconstrucción de los conocimientos, disposiciones y pautas de conducta
que el niño/a asimila en su vida paralela y anterior a la escuela.
1.5.1. Desarrollo
radical de la función compensatoria.
En
las sociedades industriales avanzadas, a pesar de su constitución formalmente
democrática en la esfera política, pervive la desigualdad y la injusticia.
La
escuela no puede anular tal discriminación pero sí paliar sus efectos y
desenmascarar el convencimiento de su carácter inevitable, si se propone una
política radical para compensar las consecuencias individuales de la
desigualdad social.
Con
este objetivo debe sustituirse la lógica de la homogeneidad, imperante en la
escuela, con diferentes matices, desde su configuración por la lógica de la
diversidad.
Como
afirma TURNER (1960) en las sociedades occidentales, la movilidad patrocinada
ha sido sustituida por la movilidad competitiva.
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